lunes, 30 de mayo de 2016

CUSTODIA COMPARTIDA

Tengo una sensación extraña. En mi ya no tan nueva situación de padre divorciado y con hijos, entras en un mundo que hace tres años ni te planteabas. Tu vida cambia de la noche a la mañana, tus proyectos se caen como un castillo de naipes y tu corazón (literalmente) se quiebra y queda herido con una brecha que nunca cicatrizará.

Cuando allá por mayo de 2013 dejé reflejado en este blog el giro radical que tomó mi vida sin buscarlo, que me hizo regresar a España de manera precipitada por estar al lado de mis hijos, comencé una particular lucha conmigo mismo para asimilar la nueva situación no sólo mía, sino también de ellos y de todo el entorno familiar y de amigos que nos rodea. Los primeros meses fueron realmente los peores que pasé en mi vida porque no entendía nada, buscaba respuestas y no las encontraba, estaba irascible, lábil (adjetivo que indica un estado de lloro contínuo por pena), con los niveles de ansiedad muy por encima de la media y sobre todo descentrado en la vida. Unas sensaciones muy difíciles de explicar.

Todo esto mezclado con unas obligaciones legales que, a pesar de ser firmadas por mí en un estado de alienación inmenso, tienes que acatar porque no sabes las consecuencias que puede tener si las incumples. Pasan los meses, la vida se asienta en la rutina de nuevo, el trabajo, los fines de semana alternos con mis hijos, vacaciones, etc. Y acabas asumiendo que entras en un mundo nuevo, con una serie de circunstancias que poco tienen que ver con la vida anterior.

En esa dinámica empiezas a recibir información sobre los aspectos legales en cuanto a la relación con tus hijos. Lo primero que recibes es un "bofetón" de realidad cuando de tu nómina desaparecen las dos personas que más quieres en este mundo, precisamente ellos. Ya no eres el ciudadano de antes, sino que pasas a ser legalmente un individuo sin hijos a efectos fiscales y de cotización. Pero la realidad es que tienes que vivir en un piso alquilado de tres habitaciones porque una es para mí, otra es para el niño y otra es para la niña, en aquellos momentos con 12 y 7 años ya no es plan que duerman en el mismo espacio pensando además en los años que siguen y sus etapas evolutivas.

A continuación Hacienda te dice que no puedes desgravar por ellos, que a pesar de que pasan contigo más de 120 días al año, no es suficiente porque la guarda y custodia se le ha otorgado a su madre, al igual que la vivienda familiar, y debes ayudar a su manutención con una pensión de alimentos. Total que de la noche a la mañana te encuentras con tres gastos fijos al mes que te dejan la nómina el día 2 con la cantidad imprescidible para poder sobrevivir: pensión de alimentos, parte de la hipoteca y alquiler de tu nueva vivienda, ya que a pesar de poder vivir con mis padres, siento que después de 22 años trabajando independiente es humillante tener que volver a ocupar aquella habitación que tenías de adolescente en una vivienda social de 80 m2, a la que además tendrían que ir mis hijos los fines de semana que estuviesen conmigo y las vacaciones. Impensable.

Pero aún así tenía dos opciones: o amargarme la vida y lamentarme por la situación o buscar soluciones. Y es habitual en mí optar por la segunda. A mayores, tu mente tiene que luchar con el hecho de no querer tener rencor hacia la otra parte, de tratar de entender la decisión que adoptó y de aprender a convivir con su circunstancia porque, a pesar de no convivir juntos ni vernos todos los días, hay dos hijos en común que necesitan un referente constante y unas decisiones sobre su educación y desarrollo que tienen que ser firmes y acordadas mutuamente. Ha sido generalmente así, pero no siempre.

Y todo esto mezclado con opiniones de allegados y familia sobre la situación y sobre todo, buscando alternativas razonables para cambiarla. En esas empiezas a ver noticias y artículos sobre la custodia compartida, opción que ya sabes que existe pero que en muchos casos está poco aplicada por los jueces y las juezas españoles debido a diferentes casuísticas. La verdad es que, siendo además un militante de un partido político, estas cuestiones las analizas más, recabas opiniones de compañeros, de otros partidos y el hecho de estar inmersos en diferentes convocatorias electorales hace que salga a la palestra en varias ocasiones. Las redes sociales también informan (no siempre ayudan) sobre el tema porque cada divorcio es un mundo, hay un marco legal pero luego la situación de cada pareja que rompe es diferente y debe ser tratada con el máximo respeto y profesionalidad adaptando la ley general al particular de cada familia. Pero una cosa está por encima de todo: EL INTERÉS DEL MENOR O MENORES que sufren esa ruptura de sus padres y que necesitan una estabilidad física y emocional que les ayude a superar el trance sin consecuencias negativas a nivel académico o personal.

He de decir que, por mi trabajo, tuve la inmensa fortuna de obtener plaza de maestro en los dos colegios del barrio, al volver de Amsterdam un curso de forma provisional en el mismo colegio al que acude mi hija y al año siguiente ya de forma definitiva en el otro colegio del barrio. No podía imaginar al volver de forma tan excepcional e imprevista lo que podría ocurrir, la casuística podría ser desfavorable y obtener plaza lejos de A Coruña, ni siquiera mi anterior destino en Ordes estaba asegurado porque al marcharte al exterior pierdes la plaza definitiva que tenías asignada.

Viviendo entonces en una rutina que se desarrolla en poco más de un radio de 200 metros, y gracias a encontrar a la persona que me orientó profesional y legalmente (no voy a compartir su nombre, pero ella sabe perfectamente que ha sido decisiva su labor y que mi agradecimiento y amistad lo tendrá por muchos años) sobre la posibilidad de solicitar una modificación de medidas sobre la guardia y custodia de mis hijos enfocada hacia la custodia compartida, después de mucho pensarlo y sobre todo de vencer el miedo a hacerlo, en octubre del año pasado decidí afrontarlo y recurrir a la Justicia para ver si me concedían lo que yo (y muchas más personas) vieron como lo más justo para mis hijos y para mí.

Por supuesto, a las primeras personas a las que se lo planteé fue a aquellos sobre los que incidiría la decisión judicial, es decir, mis hijos. A pesar de haber pasado muchos trances a nivel laboral y a afrontar situaciones difíciles, esto no dejaba de ser una importante prueba. La cuestión básica es que tenían que entender que no era una lucha contra nadie y mucho menos contra su madre, ya que en una decisión de este tipo el beneficio para uno implica un cierto perjuicio para la otra parte. Y esa lucha mi mente la sigue teniendo porque muy pocas veces he tenido que tomar una decisión que me beneficie a mí pero perjudique a alguien, siendo además ese alguien la persona que compartió tu vida más de 17 años y que, a pesar de lo ocurrido, sigue siendo alguien muy importante para ti y evidentemente para mis hijos: su madre. Y la verdad todo fue planteado y resuelto en pocos minutos, a pesar sobre todo de la edad de mi hija, 9 años en aquel momento. La capacidad de asombrar de los niños nunca dejará de sorprendernos a los adultos. Fue precisamente ella quién lo vio claro, dio la respuesta más racional y sencilla y dio el asunto por zanjado: "sí" rotundo; mi hijo de 15 años planteó alguna cuestión a mayores, más pensada, pero tampoco se opuso, a pesar de que su respuesta también me sorprendió: "¿por qué no lo pensasteis cuando empezó todo?". Yo sí lo había pensado, pero el hecho de estar en Amsterdam y no saber donde "aterrizaría" al regresar no facilitaría las cosas.

Me pareció elegante informar de la decisión a mi ex-mujer y le escribí un correo electrónico, dándole la oportunidad de juntarnos, hablarlo y llevarlo de la mejor manera posible. He de decir que no tuve respuesta a ese correo, pero sí que su trato hacia mí mejoró bastante en los meses sucesivos, lo cual no me mitigaba el nerviosismo al 100% pero sí me hizo llevar la vida más tranquilo. Sé que a algunos puede parecerles que todavía hay mucha dependencia de esa relación. La respuesta es totalmente sincera: sí, la hay, pero dará para otro post.

Y a pesar de que la Justicia tiene fama de ir lenta en nuestro país, llegamos a finales de marzo cuando desde el despacho de abogados me comunican que el juicio se celebraría el 4 de mayo. Esas últimas semanas me preparararon mis dos abogadas para el momento, recalcándoles que no quería ningún tipo de enfrentamiento ni de situación tensa, que se enfocase todo en positivo y en base a mi situación  profesional y de domicilio. Me informaron que el juzgado al que asignaron mi caso no era especialmente fácil para estas demandas (en A Coruña hay dos Juzgados de Familia), pero que no había nada negativo ni contraproducente en mi situación para que no se aprobase esa modalidad de custodia. Pero siempre me recalcaron que lo fundamental sería la declaración de los niños ante la jueza y su bienestar posterior. Y ESO ES LO QUE QUIERO DESTACAR porque leyendo o escuchando casos que te cuentan, ves que en muchos de ellos el móvil es otro: egoísmo de una de las partes, rencor, venganza, dinero... nada más contraproducente para esos menores que tienen a los dos adultos que les han dado la vida verlos enfrentados y en constante guerra.

Así pues, llegó el día señalado y, no sin cierta ansiedad y tensión, voy al juzgado con mis abogadas y la procuradora, allí me encuentro a mi ex-mujer con su abogado y su procuradora y a mis hijos. La jueza encargada de la demanda habla a puerta cerrada con ellos y a continuación entramos a juicio. He de decir que fue rápido, sin enfrentamientos, cordial y positivo, lo cual me tranquilizó bastante y me hizo sentir satisfecho de la decisión tomada. Y valorando cómo se desarrolló, además de preguntar posteriormente a mis hijos cómo fue esa charla con la jueza, vi más cerca conseguir la custodia compartida. Mis abogadas me felicitaron por mis respuestas ante la jueza, la fiscal y el abogado de mi ex-mujer, sólo quedaba esperar el tiempo indefinido hasta la publicación de la sentencia. ¿Días, semanas, meses?

Pronto llegó y por eso escribo este post. Desde el pasado miércoles a última hora de la tarde me fue comunicada que SE APRUEBA mi demanda y se me otorga la CUSTODIA COMPARTIDA de mis hijos con efectos inmediatos, en períodos semanales (tal y como demandaron ellos). Sentía la necesidad de escribirlo, pero no por euforia ni por celebración de algo que para mí y para mis hijos es muy positivo, sino porque tal y como yo pensé desde un primer momento y tal y como respondió mi hija a la jueza ante la pregunta de qué le parecía pasar los mismos días al año con papá y con mamá, su contestación fue: "ES QUE ES LO MÁS JUSTO". No dejará nunca de sorprendernos lo pragmáticos que son los niños ante cosas que los adultos les damos mil vueltas.

Y esa custodia empieza hoy, día 30 de mayo. No voy a negar que estoy feliz, aunque estaría más feliz si estos hechos no se hubiesen producido y viviéramos los cuatro juntos como siempre, y quiero afrontar esta nueva etapa de forma más positiva para mí. Era algo que sentía que debía hacer y que no podía demorar mucho tiempo, ya que los niños van creciendo y cumpliendo años. Y el hecho de obtener este beneficio me quita una losa de encima y ver que la vida puede mejorar en unos pocos meses. Pero lo que más siento es que VUELVO A SER UN PADRE DE PRIMERA, ya tengo el mismo poder de decisión en las cuestiones referentes a mis hijos que tenía cuando estaba casado y eso me sube la autoestima, que estaba bastante dañada desde que surgió el "tsunami" del divorcio.

Concluyendo: es posible, se puede conseguir, pasito a pasito, enfrentando las situaciones con cordura y en positivo. No sé si seré un ejemplo para otros padres en la misma situación, pero me enorgullecería bastante saber que alguien que lea este post pueda llegar a la misma satisfacción que en estos momentos tengo yo. ¡¡ÁNIMO!! Y hacia adelante.


3 comentarios:

  1. Enhorabuena primo!! poco a poco las cosas se solucionan recuerda, y aunque toca seguir en la lucha llega el momento que se respira mejor todo y la vida vuelve poco a poco a tener color.....La verdad siempre prevalece....Un gran abrazo a todos vosotros de Casa Marisol ya sabes. Besosss

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